La exuberancia y sus precauciones

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Cuando en la primavera del 2020 el impacto de la covid obligó a una paralización de la actividad, muchos estimamos que ello tendría un fuerte impacto en las operaciones de fusiones y adquisiciones. Efectivamente, durante meses las transacciones en curso se retrasaron o directamente se cancelaron. Sin embargo, a partir del verano, volvieron con fuerza, al tiempo que la actividad. Ciertamente la reactivación fue desigual. Por regiones, el crecimiento arrancó en primer lugar en China y EE.UU., mientras que en Europa ha requerido más tiempo. Los sectores vinculados con la tecnología o las nuevas formas de trabajar han crecido intensamente, mientras que los del turismo y ocio todavía no han recuperado el pulso.

Las operaciones corporativas han evolucionado paralelamente y alcanzado volúmenes muy altos en los últimos trimestres. Asistimos a un ciclo de intensísima actividad, que podría sorprender ante la percepción de que, verdaderamente, no hemos superado la crisis. Para explicar esta exuberancia, hay que distinguir factores estructurales de otros más coyunturales. Empecemos por los primeros. El confinamiento ha permitido –y, quizás, exigido– una reflexión de muchos empresarios respecto a sus negocios. Por ejemplo, siempre se ha diagnosticado que la dimensión media de la empresa española es insuficiente, y que en sectores relativamente maduros, la única forma de ganar eficiencia es aumentar la dimensión vía adquisiciones.

La covid ha obligado a mirar el bosque y no solo los árboles, y comprender que la internacionalización, la innovación y la mejora de la productividad requieren tamaño. Por eso, vemos cada día operaciones de consolidación en medianas empresas, generalmente con resultados positivos. Junto a lo anterior, la evolución de los mercados financieros está teniendo un papel destacadísimo. La situación de los tipos de interés prácticamente negativos y la inyección de liquidez durante largos periodos por parte de los bancos centrales han desarrollado de manera exponencial los fondos de capital privado, como alternativa de inversión atractiva; de ahí más transacciones y precios cada vez más altos.

La preocupación es saber si seguiremos así. Los elementos estructurales están aquí para quedarse y, por ese lado, la actividad no cejará. Más incierta es la visión respecto a los tipos de interés, donde hay opiniones para todos los gustos. Ahora bien, cuando la inflación de noviembre en Estados Unidos ha alcanzado la tasa del 6,8%, parece difícil sostener que se trata de un fenómeno pasajero; hay inflación cuando se habla de inflación. Una subida de tipos tendría un fuerte impacto, quizás no en el volumen pero sí en los precios de las operaciones. Hay que tenerlo presente pues en el mundo de las fusiones y adquisiciones el cuándo es tan importante como el cuánto.

Los sectores vinculados con la tecnología o las nuevas formas de trabajar han crecido intensamente